





Conversaciones pendientes (Paynes)
Hiram Constantino
Cada escena es un fragmento de una historia que nunca se cuenta del todo, donde las palabras y las imágenes se entrelazan para crear un universo de emociones suspendidas en el tiempo.
Dos manos se entrelazan en un dibujo monocromo. Una mano parece sostener, la otra parece resistir, pero ambas están unidas en un gesto que sugiere tanto deseo como distancia. Las sombras alrededor de las manos son profundas, como si el espacio que las rodea fuera un vacío que espera ser llenado. Este dibujo, aparentemente simple, se convierte en una alegoría de las conversaciones pendientes, esos diálogos que nunca llegaron a ocurrir pero que persisten en el silencio.
Alrededor de las manos, las palabras se dispersan en el espacio, formando un patrón visual que imita el movimiento de un diálogo interrumpido. Las frases se fragmentan, se superponen y se desvanecen, como ecos de lo que nunca se dijo.
Las frases se entrelazan visualmente con las manos, sugiriendo que el silencio construyó barreras donde podrían haber existido conexiones.
Las manos entrelazadas son un símbolo de lo que pudo ser: un diálogo abierto, un encuentro sincero, un momento de comprensión.
Esta escena es una invitación a reflexionar sobre los silencios que cargamos, sobre las palabras que nunca pronunciamos y sobre las manos que nunca llegaron a tocarse del todo. Es una alegoría de la comunicación fracturada, pero también de la esperanza de que, algún día, esas conversaciones pendientes puedan encontrar su voz.
Hiram Constantino
Cada escena es un fragmento de una historia que nunca se cuenta del todo, donde las palabras y las imágenes se entrelazan para crear un universo de emociones suspendidas en el tiempo.
Dos manos se entrelazan en un dibujo monocromo. Una mano parece sostener, la otra parece resistir, pero ambas están unidas en un gesto que sugiere tanto deseo como distancia. Las sombras alrededor de las manos son profundas, como si el espacio que las rodea fuera un vacío que espera ser llenado. Este dibujo, aparentemente simple, se convierte en una alegoría de las conversaciones pendientes, esos diálogos que nunca llegaron a ocurrir pero que persisten en el silencio.
Alrededor de las manos, las palabras se dispersan en el espacio, formando un patrón visual que imita el movimiento de un diálogo interrumpido. Las frases se fragmentan, se superponen y se desvanecen, como ecos de lo que nunca se dijo.
Las frases se entrelazan visualmente con las manos, sugiriendo que el silencio construyó barreras donde podrían haber existido conexiones.
Las manos entrelazadas son un símbolo de lo que pudo ser: un diálogo abierto, un encuentro sincero, un momento de comprensión.
Esta escena es una invitación a reflexionar sobre los silencios que cargamos, sobre las palabras que nunca pronunciamos y sobre las manos que nunca llegaron a tocarse del todo. Es una alegoría de la comunicación fracturada, pero también de la esperanza de que, algún día, esas conversaciones pendientes puedan encontrar su voz.
Hiram Constantino
Cada escena es un fragmento de una historia que nunca se cuenta del todo, donde las palabras y las imágenes se entrelazan para crear un universo de emociones suspendidas en el tiempo.
Dos manos se entrelazan en un dibujo monocromo. Una mano parece sostener, la otra parece resistir, pero ambas están unidas en un gesto que sugiere tanto deseo como distancia. Las sombras alrededor de las manos son profundas, como si el espacio que las rodea fuera un vacío que espera ser llenado. Este dibujo, aparentemente simple, se convierte en una alegoría de las conversaciones pendientes, esos diálogos que nunca llegaron a ocurrir pero que persisten en el silencio.
Alrededor de las manos, las palabras se dispersan en el espacio, formando un patrón visual que imita el movimiento de un diálogo interrumpido. Las frases se fragmentan, se superponen y se desvanecen, como ecos de lo que nunca se dijo.
Las frases se entrelazan visualmente con las manos, sugiriendo que el silencio construyó barreras donde podrían haber existido conexiones.
Las manos entrelazadas son un símbolo de lo que pudo ser: un diálogo abierto, un encuentro sincero, un momento de comprensión.
Esta escena es una invitación a reflexionar sobre los silencios que cargamos, sobre las palabras que nunca pronunciamos y sobre las manos que nunca llegaron a tocarse del todo. Es una alegoría de la comunicación fracturada, pero también de la esperanza de que, algún día, esas conversaciones pendientes puedan encontrar su voz.
Ilustración con lápiz de color sobre papel
Medida 30 x 36 cm
Enmarcada especial doble vista sujeto con imanes en madera sólida entintado negro
Cristal Museográfico
2021 |